Me uno al equipo de los que vieron el partido de empalmada y todavía borracho después de pasar la noche en las fiestas patronales de un pueblo (en mi caso, Galápagos). No me podía creer lo que estaba pasando: ¿España jugando de tú a tú con los mejores del mundo y con posibilidades de ganar hasta el final? Ya lo han dicho más arriba: el partido de baloncesto que más me ha emocionado nunca.
↧